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Lucky Luciano

Lucky Luciano. Arquitecto del crimen


Lucky Luciano, cuyo verdadero nombre era Salvatore Lucania, fue el hombre que organizó el crimen en Estados Unidos. Se trata del personaje más influyente y quizá el más interesante de la historia de la Cosa Nostra. Nació el 24 de noviembre de 1897 en el seno de una humilde familia de Lercara Friddi, una localidad cercana a Palermo, en Sicilia, pero con tan solo nueve años emigró con sus padres y hermanos a Estados Unidos. La familia Lucania se estableció en una sencilla casa de la calle catorce de Nueva York, donde su padre consiguió un empleo como albañil.

Aunque su familia nunca tuvo vínculos con la mafia, ni en Sicilia ni en Estados Unidos, el joven Salvatore descubrió pronto que era posible ganar más dinero delinquiendo que trabajando, lo que lo llevó, siendo todavía un niño, a dedicarse al robo y la extorsión, y poco después al negocio de la prostitución junto a otros jóvenes delincuentes de la banda que él lideraba, y que con el paso de los años se convertirían en la vanguardia del crimen organizado en los Estados Unidos.

Entre los miembros de aquella banda se encontraban figuras como Frank Costello, Joe Adonis, Meyer Lansky, Bugsy Siegel, Albert Anastasia, Longy Zwilmann, Lepke Buchalter y Vito Genovese. Algunos de ellos formarían parte del llamado Asesinato S.A. (la célebre Murder Incorporated), una nómina de criminales sin escrúpulos al servicio de la Cosa Nostra.

Por aquel entonces, el mundo de la delincuencia neoyorquina estaba dirigido por la organización de Giuseppe Battista Balsamo, La Mano Negra. Pero en 1923, con cincuenta y tres años de edad, el gran Padrino decidió retirarse de la primera línea de los negocios y cederle el control de su organización a Vincenzo Mangano, uno de sus más fieles colaboradores, a quien no tardaron en salirle competidores. El más importante de ellos fue Giuseppe Masseria, más conocido como El Jefe, un gángster que había sabido rodearse de un grupo de criminales que con el tiempo llegarían a ser los primeros padrinos de las familias de Nueva York: Salvatore Maranzano, creador de las cinco familias y primer Capo di Tutti Capi; Joseph Bonanno; Joe Profaci; Thomas Lucchese; y Stefano Magaddino.

En este ambiente de criminales, fue donde se desenvolvieron los miembros de la banda que empezaba a dirigir Lucky Luciano, que decidieron integrarse en el grupo de Joe Masseria, hasta que en 1930 estalló la llamada Guerra de los Castellamarese.

Como suele ser habitual en estos casos, se crearon dos clanes dirigidos por los dos hombres que pertenecían a la primera generación de italoamericanos que habían vivido los años mafiosos de Battista Balsamo, es decir, Joe Masseria y Salvatore Maranzano. Los más jóvenes se limitaron a alinearse en el grupo de uno y otro. Entre los hombres de Maranzano destacaban Tommy Lucchese, Joe Bonanno, Joe Profaci, Gaetano Gagliano y Joe Maglioco. Entre los de Masseria sobresalían Lucky Luciano, Frank Costello, Carlo Gambino, Vito Genovese, Joe Adonis y Willie Moretti.

Ahora bien, Lucky Luciano era un hombre que pensaba por sí mismo y además tenía su propia organización, formada por hombres inteligentes, donde destacaban dos de las cabezas mejor dotadas para el crimen organizado: Frank Costello y Meyer Lansky, que eran conscientes de los inconvenientes que todo conflicto entre bandas acarrea en los negocios. Años después, Frank Costello sería el encargado de estrechar las buenas relaciones diplomáticas entre la Mafia y los políticos; Meyer Lansky sería el genio de las finanzas que haría del crimen una potente máquina de hacer dinero.

Así las cosas, entre Luciano, Costello y Lansky decidieron acabar con la guerra que se estaba llevando a cabo en las calles de Nueva York. Pero como aún no eran lo suficientemente fuertes como para hacerse con el poder, resolvieron asesinar a Masseria y apoyar en la guerra a Maranzano. Con el beneplácito de Maranzano, el 15 de abril de 1931 eliminaron a Masseria y eso significó el fin de la guerra. Dos meses después, Salvatore Maranzano se convirtió en Capo di Tutti Capi y dividió Nueva York en cinco familias. Era el primer paso que se daba hacia una Mafia distinta, muy alejada ya de La Mano Negra de Balsamo.

El siguiente movimiento tuvo lugar el 9 de septiembre de ese mismo año, cuando Lucky Luciano le encargó a Albert Anastasia que eliminara a Maranzano. Dos días después, Luciano envió a algunos de sus hombres por todo el país para que aniquilaran, en el plazo de cuarenta y ocho horas, a sesenta y dos mafiosos vinculados a la organización de Maranzano. Las matanzas perpetradas entre los días 11 y 12 de septiembre de 1931 pasarían a conocerse como la Noche de las Vísperas Sicilianas. Con ellas daba comienzo el reinado de Lucky Luciano.

Desde su cuartel general del Hotel Waldorf Astoria de Nueva York, Luciano organizó la Mafia en Estados Unidos. Entre otras medidas creó el Sindicato Nacional del Crimen y la llamada Comisión, estrechó las relaciones con las bandas mafiosas de judíos e irlandeses, que pasaron a formar parte del Sindicato, y estableció por todo el país una vastísima red de miles de asociados que, sin ser miembros hechos de la mafia, colaboraban con las 28 familias de Cosa Nostra en Estados Unidos.

El mismo año de la caída de Al Capone en Chicago, Lucky Luciano, desde Nueva York, hacía realidad una nueva estructura para el Crimen Organizado a todo lo largo y ancho del país. No es posible reseñar mejor el sueño criminal de nuestro hombre, que como lo hace Eric Frattini en su libro Mafia S. A.:

“Lucky Luciano convirtió a la organización de Al Capone en un juego de niños”.

Y, por supuesto, tuvo la habilidad y la inteligencia de no olvidarse de sus viejos amigos de la infancia:

  • Albert Anastasia se encargó de los ejecutores de la firma Asesinato S.A.
  • Frank Costello, de las relaciones diplomáticas con policías, jueces y políticos, corrompiendo así las instituciones oficiales que podían amenazar al Sindicato.
  • Joe Adonis, quien posteriormente sería conocido como Mr. A, haría tándem con Costello en las altas esferas, y organizando los garitos de juegos y apuestas.
  • Meyer Lansky se ocuparía de las finanzas y de mantener las buenas relaciones entre las familias
  • Vito Genovese sería el vicejefe de la organización.
  • Longy Zwilmann se ocupó de los negocios de Nueva Jersey y heredaría más tarde el imperio de Dutch Schultz.
  • Benjamín Siegel, el seductor Bugsy, representaría los negocios del Sindicato en Hollywood.
  • Y Louis Lepke Buchalter controló los negocios del juego en la ciudad de Nueva York.

En poco menos de veinte años, los miembros de aquella banda de delincuentes neoyorquinos se habían convertido en los amos de Estados Unidos.

Además de todo esto, se instituyó un órgano asesor del Sindicato dirigido por Meyer Lansky, al que se conoció como “el Gran Seis”, formado por tres miembros de origen judío (Meyer Lansky, Longy Zwillman y Jake Greasy Guzik, antiguo líder de la banda de Capone), y tres de origen italiano (Frank Costello, Joe Adonis y Tony Accardo, el Padrino de Chicago). Nueva York y Chicago se convirtieron así en las dos principales sedes de Cosa Nostra.


Lucky Luciano

Lucky Luciano, naturalmente, era el director de aquella impresionante orquesta. Pero un director que decidió ocultarse y actuar desde la sombra. A diferencia de Capone, a Luciano no le gustaba hacerse publicidad. En esto era un auténtico mafioso siciliano. Supo rodearse de un aura de misterio que le acabó beneficiando; de forma tácita, entre los hombres hechos de la Cosa Nostra, se estableció la norma de no pronunciar ni siquiera su nombre. Se referían a él como “el Jefe”, “el Gran Lu” o incluso “el Amo”. No obstante, y a pesar de todo su poder, el fiscal Thomas E. Dewey consiguió llevarlo a prisión en 1936.

Todo ocurrió a consecuencia de la afición de Lucky Luciano de rodearse de prostitutas. Por aquel entonces, la organización de Luciano controlaba ciento cincuenta prostíbulos con más de un millar de profesionales. La mayoría de estos garitos estaban controlados por Nancy Presser, una madame a la que Luciano recurría a menudo en busca de compañía especializada, y a la que pagaba elevadas sumas por sus servicios. Pero la casualidad intervino en el asunto y jugó en contra de nuestro hombre.

Lucky Luciano- Wanted

Resulta que Nancy Presser compartía piso con una chica llamada Betty, que era la novia de un policía. Muchas noches, Nancy le contaba a Betty lo que oía cuando estaba en compañía de Luciano, y después la otra iba y se lo contaba al agente, que empezó a interesarse por el asunto e inició una investigación. Los informes del agente de policía caerían al poco en manos del fiscal Dewey, quien llevó a Luciano ante los tribunales bajo la acusación de promover la prostitución y violar la llamada Acta Mann, una ley aprobada por el Congreso en 1910 que condenaba la trata de blancas para fines inmorales. Quien había organizado el crimen en Estados Unidos, sería encontrado culpable de sesenta y ocho delitos de proxenetismo y condenado a una pena de entre treinta y cincuenta años de cárcel sin posibilidad de conseguir la libertad condicional. El mismo día en el que se le leyó la condena, fue encerrado en la penitenciaria de mayor seguridad del Estado de Nueva York, en Dannemora, más conocida como la “Siberia” americana.

La historia de cómo conseguiría salir Lucky Luciano de la cárcel diez años más tarde, constituye en sí mismo una obra maestra de la Mafia en Estados Unidos, y da una visión cabal de hasta qué punto los miembros de aquella banda de delincuentes fueron, sin precedentes, unos verdaderos genios del crimen organizado.

La gran oportunidad llegó tras la entrada de EE.UU en la II Guerra  Mundial, pero sobre todo cuando el buque USS Normandie fue hundido, supuestamente por los submarinos nazis, en los muelles de Nueva York.

Tras esta desafortunada desgracia, el gobierno de la nación recurrió a Lucky Luciano en busca de ayuda. Por aquel entonces, Tony Anastasia, el hermano de Albert, era, dentro de la organización de Luciano, el señor de los muelles de Nueva York y Nueva Jersey. Ante el desastre del buque Normandie, el Servicio de Inteligencia Naval decidió colaborar con la Mafia para proteger los cientos de kilómetros de muelle y todos los puertos de la costa oeste. Lucky Luciano, desde Dannemora, dio la orden de proteger a la nación de la amenaza nazi.

Tras esto, gracias a una habilidosa campaña de propaganda dirigida por Frank Costello y Meyer Lansky, Lucky Luciano se convirtió en un héroe nacional. Ellos sabían de sobra que a los americanos les encantan los personajes que realizan hazañas increíbles, y la de Luciano, de cara a la opinión pública, era una heroicidad propia de un gran hombre. De la noche a la mañana, el mayor criminal de los Estados Unidos se había convertido en un salvador de la patria.

En las negociaciones posteriores, Frank Costello le exigió al gobierno que cambiara a Luciano a una prisión de menor seguridad, cosa que se hizo de inmediato. Su nuevo lugar de residencia sería la penitenciaria de Great Medow, en Albany. Y un año después de finalizada la guerra, se recompensó a Luciano con la libertad condicional por los servicios prestados a la nación. Curiosamente, el hombre que firmó su libertad fue el antiguo fiscal Thomas E. Dewey, ahora convertido en gobernador de Nueva York. Pero esta libertad debía disfrutarla en Italia, no en Estados Unidos.

En febrero de 1946, Charles Lucky Luciano fue deportado a su país de origen, adonde llegaría a bordo del buque USS Laura Kane. El día de su marcha rumbo a Europa, al espigón del muelle del que zarpó el barco en el que viajaba “el Gran Lu”, se acercaron sus viejos amigos Joe Adonis, Albert Anastasia, Meyer Lansky y Frank Costello. Deseaban presentarle sus respetos al gran Padrino que había sido expulsado de Estados Unidos.

Con la marcha de Luciano comenzó una nueva etapa en la Cosa Nostra, pero también en la vida de nuestro hombre.

De dos maneras se puede hacer carrera dentro de la Mafia. El mafioso inteligente puede recurrir a dos frentes:

  1. O bien la organización política de un territorio bajo su mando.
  2. O bien los grandes negocios que no precisan de lugar de residencia.

Hasta su marcha en 1946, Lucky Luciano exploró hasta sus últimas consecuencias la primera vía; a partir de este mismo año, y desde Nápoles, en Italia, se dedicó a explorar las inmensas posibilidades que ofrecían los negocios, tanto legales como ilegales, incluyendo los narcóticos, pero sin llegar nunca a establecer un control territorial.

Lucky Luciano puso la primera piedra del peligroso puente comercial que se establecería entre la Cosa Nostra siciliana y la Cosa Nostra norteamericana. Ese mismo año, y tras un viaje relámpago a la ciudad de La Habana, sería nombrado con toda justicia Capo di tutti Capi.

Dieciséis años más tarde, el 25 de enero de 1962, moriría a consecuencia de un infarto en el aeropuerto Capodichino de Nápoles. Aquel día había quedado con Martin Gosch, un productor y guionista de Hollywood que deseaba realizar una película sobre su vida. Según parece, Martin Gosch vio muy desmejorado aquel día al viejo mafioso. Cuando se acercó a él para saludarlo, las palabras de Luciano lo dejaron perplejo.

– Este jodido me va a matar – dijo el gran Lu.

– ¿Quién va a matarte, Charly? – le preguntó Gosch.

La respuesta de Luciano, antes de derrumbarse, fue demasiado misteriosa:

– Todos, todos ellos. Dile a Lansky que guarde el dinero.

Cadáver de Lucky Luciano


Asesinato S. A.

La firma Asesinato S. A. (la Murder Incorporated) fue el brazo ejecutor del Sindicato del Crimen durante décadas. Había sido creada por Lucky Luciano, pero estaba bajo el mando de Albert Anastasia (El Verdugo), quien se encargaba de imponer las sanciones disciplinarias dictadas por la Comisión.

No se trataba de una vulgar pandilla de asesinos. Muy al contrario; se regía por unas rígidas normas destinadas a hacer del crimen solo una cuestión de negocios, con el fin de evitar así las venganzas personales y las represalias.

Las ejecuciones recibían el nombre de “contratos”, y las dos normas básicas por las que se regían estos contratos eran las siguientes:

  1. La Murder Inc. solo estaba legitimada para llevar a cabo sus acciones sobre miembros del Sindicato, una vez ordenadas por La Comisión.
  2. Para no perder su influencia en las altas esferas, estaba totalmente prohibido concederle un contrato a policías, jueces, políticos, agentes federales, fiscales y cualquier otra clase de miembros del orden.

Con el fin de evitar suspicacias, a Asesinato S.A. pertenecían torpedos de todas las nacionalidades que constituían el Sindicato del Crimen en calidad de asociados a Cosa Nostra. El propósito de esta medida era dejar claro que detrás de las actuaciones de Murder Inc. no había nada personal, solo negocios.

Murder Incorporated

Grupo de asesinos de la Murder Incorporated


La muerte de Joe Masseria

El asesinato de Giuseppe Masseria se realizó siguiendo una especie de ritual que respetaba la más pura tradición siciliana. Al jefe que había de ser asesinado se le obsequió con un estupendo ágape y,  tras la comida, fue acribillado a balazos.

El 15 de abril de 1931, Luciano invitó a comer a Joe Masseria junto a dos importantes capos de la organización: Vito Genovese y Ciro Terranova. El lugar elegido fue un estupendo restaurante italiano de Coney Island llamado Nuova Villa Tammaro, propiedad de Gerardo Scarpato, quien además de ser un magnífico cocinero era amigo personal de Lucky Luciano.

El banquete dio comienzo a las doce y media del mediodía, pero sobre las tres y media de la tarde Vito Genovese y Ciro Terranova pidieron permiso para marcharse con la excusa de que debían atender una serie de diligencias en el Bronx, cuando en realidad iban a darles las instrucciones precisas a sus hombres y a esperar la señal de su jefe.

En el restaurante se quedaron Masseria y Luciano jugando a las cartas, y al poco, Luciano le pidió permiso a su padrino para levantarse e ir al baño, favor que el otro le concedió, como es lógico. Naturalmente, esa era la señal que los otros dos estaban esperando. Instantes después, con Luciano todavía dentro del baño, entraron cuatro hombres en el local y se dirigieron a la mesa en la que se encontraba Giuseppe Masseria. Sin demora, sacaron sus pistolas del calibre 38 y dispararon contra el cuerpo del Padrino, que recibió 25 balazos en la cabeza, el cuello y la espalda.

La Muerte de Giuseppe Masseria

Una representación gráfica del asesinato de Masseria


El asesinato de Salvatore Maranzano

 El 9 de septiembre de 1931, a Salvatore Maranzano se le ocurrió contratar a un asesino irlandés para acabar con la vida de Lucky Luciano y de su segundo al mando, Vito Genovese. Según declararía en 1963 Joseph Valachi ante el Senado de los Estados Unidos, Maranzano no solo pretendía asesinar a Luciano y Genovese, sino llevar a cabo un auténtico ajuste de cuentas con las nuevas figuras que podrían en un futuro ensombrecer su reinado.

Maranzano le confesó a Valachi, quien por entonces era su guardaespaldas, que después de vérselas con Luciano y Genovese se las vería con Capone, Willie Moretti, Frank Costello, Joe Adonis y Dutch Schultz. Pero el plan le falló con los primeros porque llegó a oídos de Luciano los propósitos del Padrino y resolvió darle una sorpresa aquel mismo día.

Salvatore Maranzano concertó una cita con los dos mafiosos para las tres de la tarde en su oficina del número 230 de Park Avenue. En aquel lugar estaba previsto que Vincent Coll, un psicópata al que todos conocían como Perro Loco, los asesinara. Pero nada de esto llegó a ocurrir.

Una hora antes del encuentro, dos ejecutores de Asesinato S.A., a las órdenes de Albert Anastasia, llamaron a la puerta de la oficina de Salvatore Maranzano, que en aquel momento se encontraba solo. Aquellos dos torpedos eran Abe Weinberg y Sammy Levine, quienes asesinaron a puñaladas a Maranzano antes de darle el tiro de gracia en la nuca.

Joe Masseria y Salvatore Maranzano


La Noche de las Vísperas Sicilianas

Algo parecido a la matanza que Salvatore Maranzano pretendía llevar a cabo eliminando a los jóvenes mafiosos que comenzaban a descollar dentro de la Mafia, fue perpetrada por Lucky Luciano durante los días 11 y 12 de septiembre de 1931 en lo que se dio en llamar la Noche de las Vísperas Sicilianas, cuando fueron aniquilados los más importantes mafiosos de la generación anterior (los viejos Pete Mostachos), cuyos métodos habían quedado obsoletos y que podían amenazar el nuevo orden establecido tras la creación del Sindicato del Crimen.


El sabotaje del USS Normandie

La verdad sobre el hundimiento del buque USS Normandie se conoce gracias a dos documentos de carácter biográfico:

  1. El primero de ellos son las Memorias póstumas del propio Lucky Luciano, donde reveló que fue un sabotaje perpetrado por miembros de la Mafia.
  2. El segundo documento, que vino a ratificar esta teoría, fue la Biografía autorizada que dos autores israelíes escribieron sobre Meyer Lansky.

El propósito de este sabotaje, lógicamente, fue avivar el pánico de la población civil y de las autoridades militares para que solicitaran la ayuda de Luciano en la protección de los muelles y los puertos de la costa oeste.

Uss Normandie

El Normandie en llamas, en el Puerto de Nueva York, 9 de Febrero de 1942


Meyer Lansky

Meyer Lansky

Imagen de la ficha policial de Meyer Lansky

Aunque nunca fue un hombre hecho de Cosa Nostra debido a su origen judío, Meyer Lansky (1902-1983) fue sin duda uno de los más importantes líderes de la Mafia en Estados Unidos. Amigo íntimo de Lucky Luciano desde la infancia, fue protagonista de los principales acontecimientos de la historia del Sindicato del Crimen durante seis décadas.

Sin el genial asesoramiento de este judío polaco, cuyo verdadero nombre era Maier Suchowljansky, es probable que nunca hubieran existido ni la Comisión, ni Asesinato S.A y ni siquiera las estrechas relaciones que mantuvieron entre sí durante todo el siglo XX las 28 familias de la Cosa Nostra.

Meyer Lansky fue un verdadero dirigente en la sombra, líder indiscutible de la Kosher Nostra judía y el máximo responsable de la expansión de los negocios del Sindicato en la Cuba de Battista y en el estado de Nevada. Después del asesinato de su amigo Bugsy Siegel, Meyer Lansky fue quien convirtió la ciudad de las Vegas en lo que hoy es, el mayor reino del juego que existe en el mundo.

Aunque desde 1970 sufrió la persecución implacable del FBI por distintos delitos federales, nunca consiguieron encerrarlo. Como a tantos cabecillas del Crimen Organizado, también a Lansky lo acusaron por impago de impuestos, pero curiosamente fue declarado “no culpable”. También en la década de 1970, Lansky quiso acogerse a la llamada “ley de no retorno” del gobierno de Israel, reclamando así la nacionalidad israelí, pero el gobierno judío prefirió no comprometer sus relaciones con la CIA y le negó la entrada en el país.

Meyer Lansky se establecería definitivamente en Miami, donde murió plácidamente en 1983. Sin lugar a dudas fue, junto a Johnny Torrio, la más brillante cabeza del Crimen Organizado.

Meyer Lansky niega la existencia de la Mafia

Fue casi una consigna de Cosa Nostra la negación constante de la propia existencia de la Mafia


Como curiosidad, la vida de Meyer Lansky inspiró a Mario Puzo y Francis Ford Coppola para la creación del personaje de Hyman Roth en la segunda parte de El Padrino. Al famoso gángster lo interpretó en la pantalla el actor Lee Strasberg.

Meyer Lansky - Lee Strasberg


 Louis Lepke Buchalter

Louis Lepke Buchalter - Wanted

Louis Lepke Buchalter (1897-1944), amigo de la infancia de Lucky Luciano, llegaría a convertirse en el más famoso gángster de la década de 1930. Además de dirigir los negocios del juego en Nueva York, fue uno de los históricos ejecutores de Asesinato S.A., y miembro asimismo de la Kosher Nostra de Meyer Lansky.

Debido a sus múltiples asesinatos, se convirtió en objetivo prioritario de la persecución del director del FBI Edgar J. Hoover y del fiscal Thomas E. Dewey, hasta que fue detenido en 1939. Encerrado en una prisión federal, en 1944 se convirtió en el primer mafioso que fue ejecutado en la silla eléctrica.

Louis Lepke Buchalter - Ejecutado en Sing Sing


  De La Historia del Crimen Organizado, Agustín Celis Sánchez, Ed. Libsa, Madrid, 2009


Enlaces recomendados sobre Lucky Luciano, en Jot Down: 

I, Érase una vez en Manhattan

II, La Guerra de los Castellammarese

III, Al César lo que es del César

IV, Amo de la Tierra y de los Mares

VEl Ocaso


Eurovegas

Hace unos días, mi amiga Ángela Marcos me hizo llegar, a través de Facebook, la petición que ha creado para que no se instale el llamado Eurovegas en la Comunidad de Madrid. La carta dirigida a la presidenta Esperanza Aguirre dice así:

 “Estimada Presidenta de la Comunidad de Madrid:

Eurovegas es un negocio de casinos y prostitución cuyo propietario, Mr. Adelson, está inyectando millones de dólares en la campaña electoral contra Barack Obama para combatir su apoyo a la existencia de dos estados independientes para Israel y Palestina.

Aparte de consideraciones morales en cuanto a la naturaleza del negocio en sí, la instalación del complejo Eurovegas en territorio español pondría a España en una situación de peligro frente al mundo árabe, toda vez que se estaría apoyando abiertamente una actividad económica cuyos beneficios se emplean en atizar el conflicto árabe-israelí.

Atentamente”

Ignoro que opinarán ustedes sobre tan pútrido asunto, pero quizá no esté mal ir planteándose poner freno a las plataformas de lanzamiento y apoyo al crimen organizado. Yo he firmado la petición. No sé si servirá para algo, probablemente no. Pero como decía Julián Marías… por mí que no quede…

En cuanto a los vínculos de tales negocios con el Crimen Organizado a gran escala, y más concretamente con la llamada Cosa Nostra, tal vez no resulte ocioso recordar, a modo de curiosidad, al célebre fundador de la ciudad de Las Vegas.

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EL ASESINATO DE BUGSY SIEGEL

Benjamín «Bugsy» Siegel

El 22 de diciembre de 1946 se celebró un importante encuentro mafioso en el Hotel Nacional de la Habana. A esa cumbre asistieron las más altas personalidades del crimen organizado. Lucky Luciano, Frank Costello, Tommy Lucchese, Joe Profaci, Vito Genovese, Joe Bonanno, Albert Anastasia, Willie Moretti, Joe Adonis, Tony Accardo, Santo Trafficante, Carlos Marcello, Longy Zwillman o Meyer Lansky fueron algunos de ellos. Se habían reunido para tratar tres cuestiones de máxima relevancia: el nombramiento de Charles Lucky Luciano como Capo di tutti Capi, la delicada situación en la que se había colocado Benjamín Bugsy Siegel y la devolución del dinero que su amante, Virginia Hill, le había robado al Sindicato.

Tres años antes, Benjamín Bugsy Siegel había tenido una idea realmente asombrosa, construir un hotel-casino en un desértico y poco frecuentado cruce de carreteras en el estado de Nevada. Para llevar a cabo su magno proyecto, Siegel acudió a su amigo Meyer Lansky, quien intercedió por él ante Lucky Luciano, que cumplía condena en la prisión de Great Medows. En aquel encuentro se aprobó la construcción del Hotel Flamingo, con un presupuesto inicial de un millón de dólares. La apuesta del Sindicato era importante y arriesgada, pero el negocio que se abría ante sus ojos parecía seguro, y Siegel, al fin y al cabo, era un amigo de la infancia.

Sin embargo, en diciembre de 1946, la situación de Bugsy Siegel era muy delicada. Las obras del Flamingo aún no habían finalizado y el presupuesto del futuro templo del juego había ascendido a seis millones de dólares. Lógicamente, Bugsy comenzó a recibir presiones. ¿Por qué no se ponía en marcha el Flamingo? ¿Dónde había ido a parar el dinero entregado por la Comisión?

En todo ese tiempo, por supuesto, Meyer Lansky había estado velando por los intereses económicos del Sindicato, de modo que cuando Bugsy comenzó a tener problemas económicos para sacar adelante su proyecto, Lansky inició una investigación que diera un poco de luz al turbio asunto que se estaba llevando a cabo en Las Vegas. Y claro está, no tardó en dar con las respuestas.

Meyer Lansky descubrió que la amante y consejera de Siegel, Virginia Hill, quien hacía las funciones de decoradora y vicepresidenta del hotel, había estado desviando importantes sumas del dinero destinado al Flamingo a una cuenta secreta en un banco de Suiza, a la vez que se compraba una importante propiedad en Lucerna, cerca de Zúrich.  Lo que no había conseguido descubrir Lansky es si esta estúpida estafa se había estado realizando con el conocimiento de Bugsy, o si, por el contrario, también él era una víctima de la ambición de su amante.

El actual Hotel Flamingo en Las Vegas

Sea como fuere, cuando el 22 de diciembre de 1946 Meyer Lansky tomó la palabra en el Hotel Nacional de la Habana para presentar ante la Comisión la situación de Bugsy Siegel, su conclusión fue expeditiva. Después de exponer el caso ante los allí presentes, afirmó:

“Benny es como mi hermano, mi mejor amigo, y no debemos olvidar que Benjamín Siegel ha sido uno de los mejores de nuestro negocio; pero cuando sus amigos, sus mejores amigos, ya no pueden confiar en él, lo mejor es decretar su sentencia de muerte”.

No obstante, Bugsy Siegel aún tendría una última oportunidad. Aunque su cabeza pendía de un hilo, la Comisión decidió esperar a ver qué ocurría con el Flamingo. La propuesta vino por parte de Tony Accardo, el Padrino de la familia de Chicago. Cabía la posibilidad de que Siegel sólo fuera un estúpido enamorado que se había dejado engañar por su amante. Si la apertura del Hotel-Casino ideado por Bugsy era un éxito sin precedentes como todo parecía indicar, su promotor tendría la oportunidad de devolver con intereses los fondos perdidos. Merecía la pena esperar a ver cómo se desarrollaban los acontecimientos.

Presionado por el Sindicato, Siegel decidió inaugurar su Hotel por todo lo alto el 26 de diciembre de ese mismo año, pero tampoco en esta ocasión tuvo suerte. Las circunstancias jugaron en su contra. Para ello había contratado los servicios de un numeroso elenco de estrellas que amenizaran la velada de los asistentes, entre los que se encontraban el actor George Raft, el músico Xavier Cugat y el showman George Ressel, que haría las veces de maestro de ceremonias. Sin embargo, una fuerte lluvia asoló aquella noche Las Vegas y ninguna de las estrellas se presentó al acto. Sólo veinte personas cruzaron las puertas del mayor templo del lujo de todo el estado de Nevada.

Tras este fracaso, Meyer Lansky le expuso en crudo la realidad a su amigo. Si no se aclaraba rápidamente la cuestión del dinero perdido, su situación se vería muy comprometida ante la Comisión. Consciente del peligro en que se hallaba, Bugsy le pidió a Lansky un poco más de tiempo, al menos unos meses para obtener beneficios. Como estos no llegaron, Lucky Luciano y Tony Accardo decidieron concederle el “contrato” definitivo a Benjamín Siegel. El torpedo al que se le encargó el trabajo fue Carmine Galante, quien llegaría con el tiempo a ser jefe de la familia Bonanno.

La noche del 20 de junio de 1947, Benny Siegel se encontraba sentado en un cómodo sofá de la mansión que su amante poseía en North Linden Driven en Beverly Hills, Los Ángeles. En aquel instante estaba hojeando un ejemplar del Times mientras se tomaba un whisky. Sería lo último que hiciera en vida. Una bala disparada por un rifle de calibre 30/30 impactó en su ojo izquierdo provocándole la muerte inmediata. Poco después, cuatro balas más se alojaron en su cuerpo. Moría así quien había sido un miembro histórico de Cosa Nostra.

«Bugsy» Siegel asesinado

Tras la muerte de Bugsy, y gracias a la gestión de tres de los hombres de Meyer Lansky, Gus Greenbaum, Moe Sedway y Morrie Rosen, el hotel-casino Flamingo de Siegel y la ciudad de Las Vegas, en el estado de Nevada, se convirtieron en uno de los mayores negocios de la Cosa Nostra.

En 1991, el director de cine Barry Levinson llevó a la pantalla la vida de Siegel en la película Bugsy, en la que Warren Beatty encarnó al célebre gángster.

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Texto publicado en La Historia del Crimen Organizado, Agustín Celis Sánchez, Ed. Libsa, Madrid, 2009.

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