Hastiada ante la persistente tendencia a enseñar de sus compañeros del Centro Selvático de Reeducación Ética y Social, le dijo la ultrapedagógica serpiente al sabio mandril:
-¡Aprende ya de una puta vez a sisear! ¡Y a arrastrarte!
Y a eso lo llamó “Formación permanente del profesorado”.